Elegir el suelo de madera apropiado para tu hogar será una de las cosas más complicadas a las que te enfrentes a la hora de decorar tu casa. Ante la tesitura de qué opción es la más adecuada se abren multitud de incógnitas, tantas como variables tenemos delante de nuestros ojos. Y es que el mercado de los suelos de madera nos brinda numerosas opciones, ¡es para volverse loco!
¿Tarima o parqué? Y si opto por la tarima, ¿flotante, maciza, maciza multicapa…? Y qué hay del acabado, ¿mate, brillo…? Y el color y la tonalidad, ¿roble, roble blanco, bambú, fresno…? Y la calidad… ¡Un momento! Vamos por partes. Elegir un suelo que se adecue a la perfección con el ambiente que queremos dar a nuestra vivienda, con nuestro estilo de vida y con nuestra capacidad adquisitiva puede convertirse en un infierno si no nos tomamos las cosas con calma. Lo mejor para elegir bien es pensar en qué queremos realmente en función de nuestras necesidades, delimitaremos las opciones así en función del presupuesto, el uso que vayamos a dar al suelo y dónde irá colocado, de esta forma nos resultará mucho más fácil decantarnos por uno u otro:
Quiero un suelo resistente y que me permita combinar formas sin importarme el precio.
En ese caso, tu opción es el parqué de madera encolado, “el de antes”, un suelo de madera maciza de colocación tradicional (las pequeñas tablillas se adhieren al suelo mediante cola) que cuenta con gran resistencia y permite la adopción de formas geométricas.
Este suelo dispone de diferentes acabados aplicando barnices mates, satinados o brillantes, así como ceras. Además, amortigua los sonidos y presenta una gran durabilidad. Es idóneo para espacio pequeños ya que dependiendo de cómo coloquemos las tablillas conseguiremos el efecto óptico de alargar la estancia, ensancharla o conferirle dinamismo, por ejemplo, colocándolas en forma de espiga. Si queremos hacer formas geométricas, mejor que el espacio sea grande y diáfano, ya que de lo contrario la habitación podría resultar demasiado recargada.
Quiero un suelo económico y de fácil instalación.
Los denominados “suelos de clic”, es decir, tarimas flotantes sintéticas (o suelos laminados a base de resinas) y tarimas flotantes multicapa (combinan madera noble y resinas), se instalan con un sistema de ajuste muy sencillo gracias al cual las laminas se engarzan unas con otras sin necesidad de colas, solo necesitamos un suelo liso.
Este tipo de suelos no precisan barnices ni pulidos y pueden adoptar cualquier textura, color, tonalidad, dibujo e imitar cualquier tipo de madera u otro material. Además, resulta muy fácil de colocar por uno mismo, por eso (y por que el precio del metro cuadrado suele ser más económico que el de la madera noble) resulta más atractivo para el bolsillo del consumidor. Eso sí, si las láminas no están bien colocadas pueden abombarse con los cambios bruscos de temperatura y hacer ruido con las pisadas.
Existen multitud de acabados, calidades y resistencias, de hecho, a mayor número de capas de resina endurecedora, mayor firmeza obtendremos. También existen suelos laminados adhesivos, es decir, que en vez de llevar las tablillas encajadas las unas a las otras, estas se pegan directamente sobre la superficie.
Las tarimas flotantes sintéticas suelen ser muy resistentes al agua y a la humedad además de calientes, pero de menor dureza que la madera maciza.
Quiero un suelo para toda la vida y que encaje con la decoración rústica de mi casa.
En ese caso, tu apuesta ha de ser la de madera maciza en forma de tablillas, es decir, la tarima maciza, esta ha de ir colocada sobre rieles y clavada, por lo que su instalación encarecerá el producto, ya que debe hacerse por parte de un profesional. Además, esta madera precisa tratamiento (pulido, encerado, etc.) y puede abombarse con la humedad y producir ruido. Aunque, claro está, presentará un aspecto impecable dada su calidad y excepcionales acabados, ya sea elegante o rústico (dependiendo de la madera que elijamos), y nos obsequiará con un formidable olor.
Este tipo de suelo ofrece además gran resistencia y mayor aislamiento que otros, al no entrar en contacto con el suelo directamente. Como es de esperar, su coste es más elevado y se trata de un suelo más delicado, sin embargo, podremos jugar con diferentes resistencias dependiendo de nuestro presupuesto y el lugar de colocación, ya sea una habitación de mucho transito como la sala de espera de una consulta privada o el salón de una familia.
Jugar con las maderas, los colores y las tonalidades
Independientemente de la opción que elijamos de las planteadas más arriba, además del tipo de suelo, es importante elegir bien la madera desde un punto de vista estético. Os aconsejamos tonalidades claras como las que confieren el roble blanco, el roble calizo, el fresno o el haya para estancias pequeñas, pues parecerán más grandes, si optáis por el pino, os resultará muy económico; así como el roble rústico o natural (con nudos), el roble ahumado o el nogal para espacios grandes. Para además de grandes, sofisticados, la apuesta por el wengué es segura.
Cuando os pongáis manos a la obra con la elección de vuestros suelos, veréis que la madera de roble lidera indiscutiblemente el ranking en acabados, colores y tonalidades, y es que, al tratarse de una madera de gran dureza y resistencia, es la más empleada en nuestro país. También será importante la forma de colocación de las lamas, en vertical u horizontal, y el tamaño de las mismas (más estrechas, más largas, etc.), ya que dependiendo de estos aspectos lograremos un efecto u otro en nuestros suelos.
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